LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN EL ECUADOR
La investigación científica en nuestro país no se ha desarrollado porque los centros universitarios no sustentan su desarrollo en su aplicación. La verdadera investigación es aquella cuyos resultados aportan con nuevos conceptos, reafirman conceptos previos siguiendo una metodología claramente establecida, es decir el sostener una hipótesis que será sometida al estricto rigor de una verificación con su ratificación o en su defecto, rectificación.
De todos los campos donde la investigación es aplicable, en donde menos se sigue el rigor científico es el médico. No tanto porque no haya temas a ser estudiados sino por la poca preparación del estudiante de medicina y luego de profesional graduado en este campo. La responsabilidad no solo es del profesional de salud, sino también de los centros de formación académica, lugares que deberían constituir la fuente principal de investigadores bien entrenados. Lastimosamente los centros universitarios se remiten casi exclusivamente a la formación de conocimientos teóricos, pero muy poca o ninguna experiencia práctica en el planteamiento teórico de una investigación o de su desarrollo.

Una medida estandarizada a nivel mundial es el número de profesionales que obtienen títulos académicos de postgrado. Mientras en países vecinos al Ecuador, su número es muy elevado (Venezuela con aproximadamente 15,000, Colombia con casi 5,000 y Brasil con otros tantos), en nuestro país escasamente tenemos un número que bordea los 300, de acuerdo a datos de Fundacyt (Fundación para la Ciencia y la Tecnología del ecuador).
La producción científica se hace a través de 16 revistas indexadas y el volumen de datos representa el 1% de la información científica producida en el Mundo. En el Ecuador no tanto es un problema el número de revistas, sino su supervivencia. La mayor parte de ellas no sobreviven por falta de apoyo por parte de científicos que publiquen.
Mientras la investigación no sea una política de estado y se vea en ella como uno de los mecanismos para salir del subdesarrollo, mediante la complementación de los intereses científicos y las necesidades de una sociedad y de las exigencias del sector productivo, nunca se logrará el surgimiento de una generación de investigadores. La ciencia se debe desarrollar en todos los campos en los que el ser humano es el centro, tratándose de ciencias humanistas, el fin de la ciencia en el bienestar del hombre.
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